Erase una vez, una ciudad llamada Zaragoza, que un día se despertó invadida por un montón de moscas y mosquitos.
Los mosquitos picaban a todo el mundo y las moscas no hacían otra cosa que molestar, pues eran unas:
¡PESADAS!
El Señor Alcalde harto de tanta molestia hizo llamar a Mateo, que sabía que tenía muy buenas ideas.
En la audiencia, el Señor Alcalde moviendo nervioso su bastón de mando, pregunto a Mateo:
- ¡Mateo estamos desesperados!, ¿Como podemos acabar con las moscas y los mosquitos?
Mateo que había aprendido de su abuela Conchita como matar en Biescas a las moscas, le dijo al Señor Alcalde.
- Las mataremos con una pala y se les pega así;
¡Toma, Toma!
Le pareció tan buena idea al Señor Alcalde que repartió a todo el mundo una pala, pero fue un desastre porque enseguida las moscas y mosquitos aprendieron a esquivarla.
El Señor Alcalde llamó de nuevo a Mateo y triste le dijo:
- ¡Ha sido un desastre, las moscas y mosquitos han aprendido a esquivar las palas!, ¿Que podemos hacer?
Mateo le dijo:
- No hay problema, ahora cojo mi helicóptero y me voy a buscar a mi amiga la Araña, que vive en el Lago Verde.
Mateo encendió su helicóptero (tucu, tucu, tucu, ...) y volando, volando llego al Lago Verde.
- ¡Hola Araña, tenemos un problema muy gordo en Zaragoza! - dijo Mateo - ¡Hay un montón de moscas y mosquitos. ¿Podrías solucionarlo?.
- Por supuesto que lo solucionare, con el hambre que tengo me los comeré a todos - le respondió la Araña a Mateo.
Se montaron los dos en el helicóptero (tucu, tucu, tucu, ...) y volando, volando llegaron a Zaragoza.
En cuanto llegaron hizo una tela de araña GIGANTE entre las cuatro torres del Pilar.
Todas las moscas y mosquitos cayeron en la tela y la Araña se los comió a todos.
¡ÑAM, ÑAM, ÑAM, ÑAM, ÑAM!
Tan agradecido quedo el Señor Alcalde que concedió a Mateo y la Araña la gran medalla de chocolate de la ciudad.
Colorín, Colorado, este Cuento.
¡Se ha acabado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario